Hoy te sentaste en el borde de mi cama a verme dormir. Te reíste y yo te escuché. Me estabas cargando por el ruido de mis ronquidos y yo desesperada quería poder abrir los ojos y reírme con vos. No podía moverme y tenía miedo de que te vayas. Por favor, despertame...pero no había caso, tampoco podía hablar. Ese ruido áspero cada vez más fuerte. Vos cada vez más lejos.
Cuando logré abrir los ojos era huérfana otra vez.
Cuando logré abrir los ojos era huérfana otra vez.
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