Siempre fui una persona solitaria, nunca necesité realmente de alguien y no me enteré lo que era el amor hasta que lo vi.
No sé si pueda explicarlo, no sé si pueda lograr que se entienda. Todos esos años pensando que estaba enamorada y no, solo eran caprichos. Recién ahora lo entiendo.
Lo vi cuando vi sus ojos, esos ojos de miel y chocolate, demasiado dulces y demasiado amargos para poder ser descritos. Es necesario que sean vistos para poder comprender lo que estoy intentando decir.
Cada vez que lo miro me siento frágil, liquida, suave, hermosa.
La sonrisa...la sonrisa es algo que siempre amé del ser humano. Cualquier persona podría enamorarme sólo con una sonrisa. Por eso es que me di cuenta que era especial, su sonrisa no me gustaba. Me parecía mucho más hermoso cuando estaba inmerso en la seriedad. Eso no pasa muy a menudo pero cuando sucede me quedo mirándolo y no puedo evitar sonreír y el sonríe conmigo y me pregunta que me pasa. No me gusta que me pregunte eso porque no puedo explicarle que estoy enamorada de su desgano, de su tristeza, de su frustración. No podría confesarle que le haría el amor cada vez que se despoja de todo gesto y se cuelga mirando a la nada. No podría.
Pero me gusta que sonría porque me distrae, me quita el miedo a perderlo al menos unos segundos. Además sólo cuando sonríe o cuando pone su cara de loco se le dibujan esas muecas sobre los labios. Si no estuviese perdidamente enamorada de él pues lo estaría de esas muecas.
No sé si pueda explicarlo, no sé si pueda lograr que se entienda. Todos esos años pensando que estaba enamorada y no, solo eran caprichos. Recién ahora lo entiendo.
Lo vi cuando vi sus ojos, esos ojos de miel y chocolate, demasiado dulces y demasiado amargos para poder ser descritos. Es necesario que sean vistos para poder comprender lo que estoy intentando decir.
Cada vez que lo miro me siento frágil, liquida, suave, hermosa.
La sonrisa...la sonrisa es algo que siempre amé del ser humano. Cualquier persona podría enamorarme sólo con una sonrisa. Por eso es que me di cuenta que era especial, su sonrisa no me gustaba. Me parecía mucho más hermoso cuando estaba inmerso en la seriedad. Eso no pasa muy a menudo pero cuando sucede me quedo mirándolo y no puedo evitar sonreír y el sonríe conmigo y me pregunta que me pasa. No me gusta que me pregunte eso porque no puedo explicarle que estoy enamorada de su desgano, de su tristeza, de su frustración. No podría confesarle que le haría el amor cada vez que se despoja de todo gesto y se cuelga mirando a la nada. No podría.
Pero me gusta que sonría porque me distrae, me quita el miedo a perderlo al menos unos segundos. Además sólo cuando sonríe o cuando pone su cara de loco se le dibujan esas muecas sobre los labios. Si no estuviese perdidamente enamorada de él pues lo estaría de esas muecas.
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