Rather than love, than money, than faith, than fame, than fairness... give me TRUTH.


16 de mayo de 2009

Donde termina el arco iris

Querida Rosie:
Sin tú saberlo di este mismo paso hace muchos años. Nunca llegaste a recibir aquella carta y me alegro, porque desde entonces mis sentimientos han cambiado radicalmente. Se han intensificado día tras día.
Iré directo al grano porque, si no digo lo que tengo que decir en seguida, me temo que no lo diré nunca. Y necesito decirlo.
Hoy te amo más que nunca; mañana te amaré aún más. Te necesito más que nunca, te deseo más que nunca. Soy un hombre de cincuenta años que se aproxima a ti como un adolescente enamorado y te pido que me des una oportunidad y que me correspondas.
Rosie Dunne, te amo con todo mi corazón. Siempre te he amado, incluso cuando tenía siete años y te mentí diciendo que no me había quedado dormido mientras montábamos guardia para espiar a Papá Noel, cuando tenía diez años y no te invité a mi fiesta de cumpleaños, cuando tenía dieciocho años y tuve que mudarme a Boston, incluso los días de mis bodas, el día de tu boda, en los bautizos, en los cumpleaños y cuando discutíamos. Te he amado a lo largo de todo este tiempo. Hazme el hombre más feliz de la tierra aceptándome a tu lado.
Contesta, por favor.
Con todo mi amor,
Alex.

Epílogo
Rosie leyó la carta por la que parecía la millonésima vez en su vida, la dobló cuidadosamente y volvió a meterla en el sobre. Sus ojos recorrieron la colección de cartas, tarjetas de felicitación, e-mails impresos, conversiones por chat impresas, faxes y notas manuscritas de cuando era colegiala. Había cientos de papeles desparramados por el suelo, y cada uno contaba su propia historia de triunfo o tristeza, cada carta representaba una etapa de su vida.
Las había guardado todas.
Estaba sentada en la alfombra de piel de borrego delante de la chimenea de su habitación en Connemara y siguió contemplando el despliegue de palabras que tenía ante sí. Su vida en tinta y papel. Había pasado la noche entera releyéndolas, le dolía la espalda de estar encorvada y le escocían los ojos. Le escocía por el cansancio y las lágrimas.
Personas a las que había amado habían cobrado vida durante aquellas horas al leer sus temores, emociones y pensamientos, personas que una vez habían sido reales, pero que ahora ya no formaban parte de su vida. Amigos que llegaron y se fueron. compañeros de trabajo, compañeros de estudio, amantes y familiares. Aquella noche había revivido su vida entera en cuestión de horas.
Sin que se diera cuenta, el sol había salido y las gaviotas revoloteaban por el cielo gritando excitadas al embravecido mar que les procuraba alimento. Las olas se estrellaban contra las rocas y amenazaban con adentrarse en la tierra. Nubes grises colgaban como volutas de humo frente a su ventana, demorándose pese a que el chubasco matutino ya había cesado.
Los delicados tonos de un arco iris recién formado se alzaban desde el pueblo dormido, se expandían por el cielo del amanecer y se hundían en el campo, enfrente de Casa Amapola. Una visión vibrante de rojo de manzana acaramelada, crema, albaricoque, aguacate, jazmín, rosas y azulete contra el cielo gris. Tan cerca que Rosie quería alargar el brazo para tocarlo.
La campanilla del mostrador de abajo sonó ruidosamente. Rosie chasqueó la lengua y miró la hora: las seis y cuarto.
Había llegado un huésped.
Se puso de pie lentamente con una mueca de dolor por haber estado agachada en la misma postura durante horas. Se agarró al poste de la cama y se levantó. Poco a poco estiró la espalda.
La campanilla sonó otra vez.
Las rodillas le crujieron.
-¡Ya voy!- contestó procurando disimular la irritación de su voz.
Había sido una tonta quedándose en vela toda la noche para leer aquellas cartas. Le esperaba una jornada bastante movida y no podía permitirse estar cansada.[...]
Pasó de puntillas con sumo cuidado entre el lío de cartas desparramadas alrededor de la alfombra procurando no pisar aquellos papeles tan importantes que había conservado toda su vida.
La campanilla volvió a sonar.
Puso los ojos en blanco y maldijo para sí. No estaba de humor para huéspedes impacientes. No cuando no había dormido ni un instante.
-¡Un momentito!-gritó alegremente, agarrándose a la barandilla para bajar la escalera para bajar más a prisa. Se golpeó un dedo del pie contra una maleta dejada tontamente junto al primer escalón. Al tropezar salió despedida hacia adelante y entonces una mano la sostuvo con firmeza por el brazo para que recobrara el equilibrio.
-Lo siento mucho- se disculpó el hombre, y Rosie levantó la cabeza de golpe. Rosie miró al hombre que tenía delante. Casi un metro noventa, de pelo moreno con canas en las sienes. Tenía la piel cansada y arrugada alrededor de los ojos y la boca. Tenía los ojos cansados, como lo estarían los de cualquiera que hubiese conducido cuatro horas hasta Connemara después de un vuelo de cinco horas. Pero aquellos ojos brillaban y refulgieron al humedecerse.
Los ojos de Rosie también se humedecieron. Notó que le apretaban el brazo con más fuerza.
Era él. Finalmente era él. El hombre que había escrito la carta final que había leído aquella mañana, rogándole una respuesta.
Naturalmente, después de recibirla, no había tardado nada en contestar. Y mientras el silencio mágico volvía a envolverlos cincuenta años después, lo único que pudieron hacer fue mirarse a los ojos. Y sonreír.

1 comentario:

  1. Me parece una linda historia, una de esas tantas historias de novela literaria o de películas que tanto queremos que nos pase, si no viste Antes del amanecer, mirala que yo sé que te va a encantar. Antes de volver a tu historia y ya que estamos con las películas, yo ví ese film que decís con Natalie Portman (Natalie, si me leés, te amo) [?] y Jean Reno, se llama "Leon" o "El Profesional" y tanto la trama como las actuaciones de ambos están BUENÍSIMAS.
    ¡Ahora sí! Volviendo a la historia, cuando leía eso de que recorrió toda su vida a través de unas cartas... Aaaaah, juro que me dolió y me hizo pensar todo lo que pasó en mi vida y ya no está, como lo que pasa hoy y no estará en un momento (ojalá que muchas cosas queden) y lo que pasará en el futuro, qué melancolía... jajaja, pero en fin, me gustó la historia. No sé si fue algo que quisiste lograr, pero me encantó que describieses al Hombre cuando Rosie lo ve como si fuese el amor de su vida, evitando que las arrugas fueran un problema para transformarlas en algo que forma parte del ser humano y es inevitable (sacando la cirugía) sacártelas de encima, es parte de uno, es parte de la vida, del amor y de lo que sea.
    Pasando a otro tema, me encataron las fotos de la feria del libro! Aunque lamento que te hayan robado el celu :(, a mí también me pasó 2 veces encima, es un bajón por dios, toda la bronca. Pero al menos pudiste ir a la feria, no como otros (YO!) que gracias a la gente de a su alrededor, se quedó sin feria :), pero bueno, no soy rencoroso y digo que otra vez será. (Exploré tu otro blog, pero me parecía más adecuado firmar esta entrada que la última de tu otro blog).
    Sabés... Concuerdo plenamento con lo de los amores platónicos! No hay que tenerlos! Arruinan relaciones y sobre todo, ARRUINAN SUEÑOS! Los sueños son algo hermoso, no son para arruinarse! :(
    En fin, dejo de escribir un poco o me muero (?).
    PD antes de irme: La foto de los legos es GENIAL, jajaja.

    Ahora sí, un beso! Cuidate y cualquier cosa seguimos hablando!

    PD después de irme: Te hice feliz gracias a este comentario? Me siento bien alegrando vidas :D, jaja.

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Bye