Martita y Joaquín eran mejores amigos y compartían todo. Un día Joaquín se fue a vivir a otro planeta y Martita se quedó sola. Años más tarde Joaquín buscó con su telescopio la casita de su amiga pero se encontró con que el planeta donde ella vivía ya no era el mismo de antes, estaba inundado de caramelos, todos verdes y rosas. Joaquín en ese momento recordó una de las tantas tardes que pasaban juntos comiendo caramelos a escondidas. Martita odiaba esos caramelos pero a Joaquín le encantaban y cada vez que compraban una bolsa llena de dulces ella los separaba para él. Fué en ese instante en el que Joaquín se dió cuenta que desde que se había ido ya nadie se comía los dulces que Martita separaba.
Martita y su planeta se cubrieron de confites y Joaquín no pudo volver a encontrarla jamás...

...y un día se cansó de buscar.